En diciembre de 2015, de nuevo en la página del CB Las Rozas, realizaba una reflexión sobre los objetivos de los clubes de cantera, prestando especial atención a la formación de jugadores.
Voy a comenzar esta reflexión con algo que puede parecer obvio: un Club de Baloncesto debe contar con objetivos a corto, medio y largo plazo. Y digo que puede parecer obvio porque no tengo claro que todos los clubes los tengan y, sobre todo, no tengo claro que se tengan a medio y largo plazo, ni que sean conocidos por sus miembros.
La escasa continuidad temporal que tienen las directivas o las dificultades de éstas para encontrar tiempo que permita ir más allá del día a día, puede explicar lo anterior. Y también, la falta de miras de algunos entrenadores, la búsqueda del éxito por encima de cualquier otra cosa o la ausencia de compromiso, lo favorecen.
Sin embargo, como ocurre con cualquier organización, es importante contar con objetivos, generales y concretos, y a corto, medio y largo plazo. Estos objetivos deben ser asumidos e interiorizados por los miembros del Club y, además, deben ser los referentes desde los que evaluar su trabajo.
Resulta complicado determinar si existen unos objetivos válidos para cualquier Club ya que estos pueden ser diferentes dependiendo del tipo de organización, de su contexto social, de sus recursos económicos, de sus jugadores… Sin embargo, a pesar de esta inicial relatividad, ni todos los objetivos son buenos ni es imposible establecer algunos objetivos a largo plazo que, por su carácter general, puedan ser la guía de la mayoría de los Clubes o, al menos, de aquellos que comparten espacios como, por ejemplo, el baloncesto de cantera. Obviamente, estos objetivos poseen ciertos matices derivados de la idiosincrasia de cada Club, del contexto social y geográfico en el que se desenvuelve, etc…
Los objetivos generales del Club Baloncesto Las Rozas se identifican con su misión y son: (i) educar a través del juego y del deporte, con el propósito de conseguir buenos deportistas y mejores personas; y (ii) fomentar la práctica del baloncesto como una cultura de vida y un instrumento educativo, basado en valores y actitudes. Se trata de objetivos que luego se van concretando en otros.
Como decía antes, estos objetivos deben dirigir la actuación de todos los miembros del Club y, por eso, es importante que sean públicos y conocidos. Por otro lado, se trata de objetivos generales que funcionan como principios y, por tanto, admiten diversas interpretaciones y medidas. No son así un corsé que, por ejemplo, limite completamente la actividad de los entrenadores o de las directivas, aunque sí que la delimita.
La promoción del baloncesto, unida a la combinación “buenos deportistas” y “mejores personas”, y a la de los valores y las actitudes, debe marcar el desarrollo del Club y todos sus programas. Esto exige una razonable ponderación entre competir y formar, dando, en línea de principio, una mayor importancia a esta última.
Debemos buscar que nuestras jugadoras y jugadores aprendan baloncesto técnica y tácticamente, pero conscientes de que este aprendizaje no solo se basa en el éxito personal. No podemos orientar el trabajo únicamente hacia la mejora técnica sino también hacia el desarrollo integral de cada jugadora o jugador. La formación debe favorecer la autonomía, el talento, las habilidades, pero también la responsabilidad, la colaboración, la generosidad, la solidaridad. Y todo ello, no orientado solo al éxito “profesional” personal o al logro de un campeonato, sino a la satisfacción de nuestra misión.
Así por ejemplo, la utilización como modelo de deportista de una jugadora o jugador X porque ha llegado hasta la máxima categoría no basta si ese jugador o jugadora no satisface o sirve de ejemplo de otros valores. De la misma manera, podemos utilizar también como modelo de deportista a un jugador o jugadora que es capaz de ralentizar temporalmente su progresión individual, ayudando a sus compañeros o compañeras de equipo a mejorar.
Conseguir que nuestras jugadoras y jugadores se formen en un baloncesto presidido por estos valores es la obligación de todos los que colaboramos con el Club Baloncesto Las Rozas.
Rafael de Asís