Y en febrero de 2017, publicaba mi última entrada, hasta el día de hoy, en el blog del Club Baloncesto Las Rozas, sobre deporte y discapacidad.
Hace tiempo, en unas Jornadas sobre Deporte y Discapacidad, asistí a una charla impartida por una deportista en situación de discapacidad. Durante su intervención nos enseñó cómo era capaz de practicar diversos deportes (algunos de ellos de riesgo) y como con esfuerzo, sacrificio y tesón, había superado sus deficiencias. Recuerdo que todos los asistentes salimos asombrados de sus cualidades, pero también recuerdo que salí pensando que el mensaje había sido incompleto. Más que un mensaje para unas Jornadas sobre discapacidad me parecía un mensaje para unas Jornadas sobre psicología deportiva. Y es que no debemos valorar los éxitos deportivos de las personas con discapacidad solamente en términos de superación de sus posibles deficiencias (ya que esto subraya sus rasgos especiales) sino también, y sobre todo, en términos de superación de barreras sociales y actitudinales.
Alabamos los éxitos deportivos de las personas con discapacidad utilizando términos como superación, ejemplo, sacrificio. La práctica de determinados deportes por parte de personas con discapacidad, así como sus marcas y resultados, son verdaderas hazañas personales. Ahora bien, esto mismo ocurre en la práctica deportiva realizada por cualquier persona.
Seguramente en nuestra valoración del trabajo de las personas con discapacidad, lo que más nos llama la atención sea su “capacidad” para superar la “discapacidad”. Sin embargo, de nuevo, esto mismo nos ocurre cuando valoramos el trabajo de cualquier deportista ya que la superación, básicamente, puede ser descrita de esta manera.
Alguien podrá decir que estoy utilizando mal el término discapacidad.Desde un punto de vista jurídico la discapacidad es el resultado de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás (Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad). Así, una de las claves de la discapacidad está constituida por el término deficiencias, que está asociado a enfermedad o a algo fuera de la normal (Organización Mundial de la Salud). Pero el término discapacidad también lo utilizamos como contrario a capacidad. Hablamos así de personas con grandes capacidades físicas o deportivas, y de personas que superan sus pocas capacidades (discapacidades y, por qué no, deficiencias en un sentido coloquial). En todos estos casos, el éxito deportivo de las personas con o sin discapacidad, tiene que ver con la superación de barreras personales.
Si nos fijamos en la definición de la Convención, existe otro eje sobre el que gira el concepto de discapacidad, y que tiene que ver con barreras actitudinales y ambientales. Aquí ya no hablamos de deficiencias sino de falta de posibilidades (oportunidades). A veces, la discapacidad tiene su origen en situaciones en las que existe una ausencia de posibilidades fruto de barreras sociales.
Todos los deportistas superan barreras personales pero los deportistas con discapacidad (al igual que les ocurre a otros colectivos vulnerables) tienen además que superar barreras sociales. Esto les hace singulares respecto al resto de deportistas y este es su gran éxito.
Rafael de Asís
Publicado en Corriere dello Sport, Unicusano Focus.