Nuestro Plan de Igualdad en el día de la mujer

He tenido la suerte de participar en la puesta en marcha distintos proyectos y programas dentro del Club Baloncesto Las Rozas. Todos se han realizado gracias al esfuerzo de la directiva, entrenadores/as, jugadores/as, madres y padres, y al apoyo de instituciones y empresas. Otros no se han realizado aun contando con esos apoyos. Algunos de estos últimos no han llegado a buen puerto porque se trataba de logros deportivos difíciles de realizar o porque eran proyectos que dependían de apoyos externos que no hemos conseguido. Aun así, el Club lo ha intentado y, personalmente, no tengo sensación de fracaso sino más bien estímulo para volverlo a intentar.

Sin embargo, en las organizaciones hay proyectos y programas que no se realizan, o que se realizan de manera muy lenta, por circunstancias que, de alguna manera, tienen que ver con aspectos no económicos ni de trabajo. En los años que llevo presidiendo el Club, sólo hay un proyecto al que le ha ocurrido (le está ocurriendo) esto: el Plan de Igualdad.

Se trata de un programa que pusimos en marcha hace casi cuatro años con el objetivo de contribuir modestamente a la reducción de la discriminación de la mujer en nuestras sociedades y favorecer el respeto a su persona. Como es sabido, los Planes de Igualdad son un conjunto de medidas que buscan alcanzar, dentro de una organización, la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y eliminar la discriminación por razón de sexo. Se trataba de una iniciativa del Club, novedosa, como otras que realizamos, y que iniciamos conscientes de su significado y problemas. Después de estos años, la sensación que tengo es de un cierto fracaso.

Creo que, dentro de un Club como el CB Las Rozas, las causas que pueden estar en el origen de este fracaso pueden estructurarse en seis grupos: (i) necesidad, (ii) calidad; (iii) tiempo; (iv) socialización; (v) imposibilidad; (vi) barreras.

La primera tiene que ver con la necesidad o no de tener un Plan de igualdad. En este punto lo mejor son los datos (el propio Plan ha tenido una primera fase destinada al diagnóstico). Veamos algunos: las mujeres son el 20% del Cuerpo Técnico y el 34% de los/as deportistas, hasta hace dos años el 10% de la directiva, sólo tenemos una entrenadora en canasta grande… Ciertamente todo hay que contextualizarlo. Pero que el contexto esté mal no es una razón para no cambiar. Por eso, no creo que este sea el problema del Plan.

La segunda está relacionada con la calidad del Plan. Pues bien, el Plan fue realizado por una estudiosa del tema, con experiencia práctica y que, además, era entrenadora y jugadora del Club: Marta Blanco. Y cuando Marta se fue, continuó con el Plan una persona del Club con experiencia en su ámbito de trabajo en lo referente a los Planes de Igualdad, siempre con el apoyo de Ana Bergado. Tampoco creo, por tanto, que aquí esté el problema.

La tercera está relacionada con el tiempo que todos/as, pero principalmente la directiva y los/as encargados/as del Plan dedicamos a su desarrollo y consecución. En este punto sabemos que, en los clubes deportivos de cantera, los/as directivos/as tenemos el tiempo que tenemos (normalmente aquel que “robamos” a la familia o a nuestro ocio). Sin embargo, esto mismo ocurre con otros proyectos y programas que se desarrollan más fluidamente… Por eso, tampoco creo que esto sea determinante.

La cuarta de las causas se refiere a la socialización del Plan, entendiendo por tal la integración en su desarrollo de los/as miembros del Club. Pues bien, desde la aprobación del Plan, hemos intentado implicar a jugadores/as, socios/as, entrenadores/as, con escaso éxito. Sólo un pequeño grupo de socias y jugadoras (y algún socio) colaboran dedicando esfuerzos a la organización de actividades. Es cierto que esto mismo ocurre con otros programas y no es algo exclusivo del Plan de Igualdad. En cualquier caso, no me parece que este sea tampoco el problema.

Un quinto grupo de causas tiene que ver con la imposibilidad. En ocasiones los planes o proyectos pueden fracasar porque establecen objetivos imposibles… Aunque parezca mentira, este argumento lo he escuchado en alguna reunión sobre el Plan de Igualdad. Frases como, es imposible aumentar el número de directivas o de entrenadoras o de jugadoras, las oigo a menudo. Pero no me las creo…

La sexta de las causas la he denominado como barreras. En realidad se trata de barreras consecuencia de actitudes, pensamientos, ideologías…, que suponen falta de comprensión, concienciación, interés, compromiso, apoyo…

Pues bien, creo que este es el principal problema del Plan: la visión social de la mujer en el deporte en general y en el baloncesto en particular. No tengo reparo alguno en afirmar que el ámbito deportivo es un ámbito con grandes dosis de machismo que, en muchas ocasiones, discurre de espaldas a la sociedad (y, a veces, hasta de espaldas al Derecho). Y el baloncesto no es precisamente una excepción. Aquí, al igual de lo que ocurre en otros deportes, te encuentras personas que niegan lo obvio: la discriminación de la mujer deportista (jugadora, entrenadora o, incluso, gestora). Esta visión está presente en algunas directivas, parte del cuerpos técnico, ciertos padres y madres y, finalmente en los/as propios/as jugadores/as. Obviamente estoy generalizando y hay excepciones, pero claro, en esto, la generalidad es la que marca… Me llama la atención que esto nos ocurra en un Club en el que existe un cierto compromiso social y en el que se trabaja contra la discriminación.

Hace más de un años escribí sobre nuestro Plan de Igualdad y me parece que lo que decía sigue estando vigente. Señalaba en aquella ocasión que el que te guste o no el baloncesto femenino es una cuestión personal, como lo es también el decidir, si eres entrenador/a, si quieres solo entrenar a chicos o a chicas. Un club puede decidir tener secciones masculinas y femeninas o solo alguna de ellas, de igual manera que puede tener planteamientos distintos respecto a cada una de las secciones, siempre y cuando ello no suponga llevar a cabo una discriminación directa o indirecta sobre las chicas o sobre los chicos.

No discriminar implica muchas cosas, pero yo, en este punto, destacaría dos. En primer lugar, respeto e igual valoración como deportistas y como personas, y, en segundo lugar, no perjudicar (ya sea con un trato igual o con un trato distinto).

Ciertamente los clubes deportivos no están obligados a tener sección femenina ni, en el caso de tener secciones masculinas y femeninas, a realizar planes de igualdad. Se trata de política de club. Pero sí que estamos obligados a respetar la legalidad. Por tanto, esa obligación de no discriminar (vuelvo a decir, directa o indirectamente), nos afecta a todos/as.

Si además se decide realizar un Plan de igualdad, el panorama cambia radicalmente. El club se obliga a realizar una serie de medidas que comprometen la actuación de todos/as. Son medidas que tienen que ver con concienciación, con promoción y con remoción de barreras. Obviamente el Plan no puede cambiar los gustos sobre el baloncesto femenino, pero lo que sí que hace es no permitir ciertas conductas o ciertas decisiones que pretendan ampararse en esos gustos. La obligación de concienciar, promover y remover barreras, una vez puesto en marcha el Plan, nos afecta a todos/as, siendo este un requisito ineludible para estar en una organización que ha tomado la decisión de llevar a cabo una acción de este tipo.

Y terminaba afirmando: En cualquier caso, conviene advertir que, en un club de cantera en el que se busca promover la práctica del baloncesto de todos/as y formar para competir y para la vida, la promoción del baloncesto femenino y el respeto a quienes lo practican, es algo exigible con o sin Plan de igualdad.

Quiero en todo caso aclarar que, el que tenga una sensación de fracaso respecto al Plan de Igualdad, no significa que se vaya a dejar a un lado. Seguiremos insistiendo en su importancia y en el logro de sus objetivos, aunque sea de una manera más lenta a la que nos habíamos programado.

Así, gracias al apoyo de algunas socias, directivas, jugadoras y entrenadoras, comprometidas con el Club y el Plan, el próximo 11 celebraremos nuestras III Jornadas Mujer y Deporte. Termino agradeciendo su trabajo y su colaboración.

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