Como ya he señalado en otra entrada, creo que de ahora en adelante vamos a tener que convivir con los relatos falsos que, a su vez, construyen falsas realidades y, en ocasiones, falsos mitos. Además, vamos a tener que ser capaces de diferenciar entre quienes construyen el relato, quienes lo propagan y extienden colaborando de manera consciente, y quienes lo hacen de forma inconsciente pero logrando el mismo efecto.
Y en la determinación de responsabilidades, obviamente, la exigencia no puede ser la misma si se trata de un responsable político o simplemente de un ciudadano.
En todo caso, no debemos perder de vista que el valor de la confianza ha sido uno de los pilares de nuestras sociedades y ha tenido diferentes proyecciones en forma de obligaciones prima facie siendo una de ellas la exigencia de no mentir (como también el cumplimiento de las promesas). Difícilmente nuestras sociedades podrán mantenerse tal y como las conocemos si perdemos este valor.
Por eso urge, por un lado, concienciar sobre la importancia de rechazar el engaño y, por otro, desarrollar y formar en estrategias para saber discernir entre informaciones falsas y verdaderas.
Mientras llegamos a ese punto, es responsabilidad de todos rechazar relatos falsos cuando nos afectan de alguna manera y dar luz sobre los mismos. Y ello más allá del alcance menor o mayor que posea dicho relato.
Precisamente este es otro de los fenómenos que suceden en la actualidad y del que debemos ser muy conscientes: creer que de lo que se habla en nuestra pequeña aldea/red social es de lo que se habla en todos los lados, confundir lo que sucede e importa en el mundo con lo que sucede e importa en el circulo de seguidos y seguidores de tu red social. En definitiva, pensar que aquello sobre lo que opinas o informas y que interesa a tu círculo es lo que opina e interesa a todo el mundo.
Aún así, por pequeño que sea el alcance, debemos combatir los relatos falsos. Pues bien, en las líneas que siguen voy a referirme a la historia de la creación de la sección de discapacidad dentro del Club Baloncesto Las Rozas.
Lo hago no solo movido por todo lo anterior sino también, por dar valor al trabajo de una serie de personas e instituciones que se involucraron en un proyecto ilusionante (algunos de ellos me han animado a escribir estas líneas) y, también, para dar cuenta del rechazo hacia aquellos que se aprovechan de las situaciones de discapacidad o que construyen relatos falsos (o las dos cosas a la vez).
Pues bien, la historia de la sección de discapacidad del Club Baloncesto Las Rozas comienza en noviembre de 2010, cuando un grupo de padres y madres del Club decidimos crear una candidatura para presentarnos a las elecciones de su junta directiva. Mantuvimos muchas reuniones para preparar un plan de trabajo a cuatro años vista y tengo que reconocer que el objetivo sobre el que más consenso hubo fue el de la creación de una sección de discapacidad, comenzando con el baloncesto en silla de ruedas.
En concreto en un correo de fecha 29 de noviembre de 2010, Carlos Manzanares, que luego será durante ocho años vicepresidente, lo propone en los siguientes términos: “Quizás sea muy ilusionista, pero ¿qué os parece plantearlo? Yo propondría a esta candidatura, que durante los próximos 2 años, estudie la viabilidad de crear este equipo. Si es factible, se podría crear el tercer año”.
Elaboramos un proyecto que contaba con el objetivo de crear una sección de discapacidad; proyecto que se aprueba por los/as socios/as en una Asamblea en 2011 y que parte de cuatro datos que se plasman en un primer borrador de sección:
- “Casi un 10% de la población española se encuentra en una situación de discapacidad. Y que una parte importante de esa proporción está constituida por niños y niñas.
- La discapacidad es una situación que tiene su origen, en muchas ocasiones, en actitudes y entornos sociales, siendo siempre reflejo de la diversidad humana.
- El principal objetivo del Club Baloncesto Las Rozas es el de promover la práctica del baloncesto por parte de todas las personas.
- La Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad garantiza la participación de las personas con discapacidad en las actividades deportivas generales y específicas”.
En los primeros meses de la temporada 2011-2012, nuestra primera al frente del Club, tuvimos poco tiempo para trabajar en ese objetivo. Sin embargo, en junio de 2012, en el Día del Deporte, en Navalcarbón, se acercó a mí el profesor de gimnasia del colegio de mis hijos, diciéndome que me iban a llamar para ver si queríamos introducirnos en el tema del baloncesto en silla de ruedas. A los pocos días me llamó Teresa, la madre de un niño con discapacidad que jugaba en Alcobendas y que trabaja en algún polideportivo de Las Rozas (y que ahora es un gran ciclista). Al parecer había planteado al Ayuntamiento la posibilidad de que se hiciera algún equipo y con ello cubrir un espacio vacío en toda la zona noroeste. El Ayuntamiento había dicho que adelante y que estaría bien que fuera dentro del CB Las Rozas.
La directiva se puso inmediatamente a trabajar en el asunto. Así, en julio de 2012 tenemos una reunión con Javier Pérez del CEDI y posteriormente con el concejal de deportes del Ayuntamiento, Antonio Garde. En ese mismo mes decidimos encargar del proyecto a una persona de la directiva: Agustín Plaza. En agosto de 2012 pedimos a nuestro director deportivo que busque algún entrenador para este proyecto; contactamos con la Fundación ONCE y tenemos una nueva reunión con el Ayuntamiento. El entonces alcalde, Jose Ignacio Fernández Rubio, apoyó desde el primer momento la iniciativa.
En septiembre de 2012 la Asamblea del Club aprueba el proyecto de creación de una Escuela de Baloncesto Inclusivo y el Ayuntamiento nos concede instalaciones para llevarla a cabo. A partir de ese momento comenzamos a dar visibilidad a la Escuela y a buscar apoyo económico, con poco éxito, para las sillas. Finalmente en noviembre de ese año alcanzamos un acuerdo con el CEDI que nos permite utilizar sus sillas el día del entrenamiento de la Escuela. En ese mismo mes decidimos organizar el Primer Torneo de Baloncesto Inclusivo CB Las Rozas, que se ha convertido ya en una tradición, y que se celebró en diciembre contando con la asistencia de Gema Hassen-Bey y Javier Romañach, dos referentes del mundo de la discapacidad.
Es importante subrayar que la Escuela y el Torneo se pusieron en marcha y han venido funcionando siempre desde un enfoque inclusivo y, por tanto combinando jugadores en silla con jugadores “a pie”.
En enero de 2013, el CEDI nos sugiere a Sonia Castellanos como posible entrenadora de la Escuela. Contactamos con ella y tras su aceptación, decidimos que la Escuela comience en marzo, multiplicando los esfuerzos destinados a conseguir chicos y chicas. La Escuela de Baloncesto Inclusivo se inicia así en marzo con 5 o 6 deportistas y con una planificación que implica que los/as participantes hagan la mitad de su sesión con un equipo del Club que asiste al entrenamiento.
En mayo de 2013 recibimos con sorpresa y agradecimiento la donación de una silla por parte del Colegio Antamira y seguimos buscando financiación para poder tener nuestro propio material. Hacemos así nuestra primera compra de sillas…
En octubre de 2013 el equipo de la Escuela participa en la tradicional presentación de equipos del Club lo que supone una gran alegría para todos/as los/as implicados/as en el proyecto y provoca que en la reunión de la directiva del siguiente mes se decida ampliar la sección de Discapacidad hacia el ámbito de la discapacidad intelectual y la psicosocial.
En Febrero de 2014 llevamos ese proyecto de ampliación al Consejo Asesor que da su visto bueno para que lo presentemos en la Asamblea de socios de julio de 2014. Pero antes de que esto suceda, en junio de este año, recibimos la noticia de que se nos ha concedido el Premio Internacional Rompiendo Barreras con el Deporte de la organización Deporte y Desarrollo. Se trata de un premio que, además de suponer un reconocimiento a la labor de todos los miembros del Club, al tener una pequeña dotación económica, nos permite comprar un par de sillas más…
Una vez aprobado por Asamblea, en julio de 2014, el crecimiento de la sección de discapacidad, empezamos a contactar con fundaciones y asociaciones y en septiembre decidimos involucrar más a la dirección deportiva en el proyecto. Así a finales de la temporada 2014-2015 encargamos a un entrenado del Club, Javier Choren, el impulso del proyecto.
En noviembre de 2015, después de reunirnos con Nuevo Horizonte, la Fundación Trébol y el Colegio Monte Abantos, conseguimos poner en marcha tres actividades de baloncesto, gracias a la sesión de instalaciones del Ayuntamiento (y el apoyo de concejalas como Bárbara Fernández o Paula Gómez-Angulo). Con eso, el proyecto de crecimiento de la sección se logra y aumentamos su proyección.
En enero de 2016 decidimos sacar un equipo del Club en la Liga FEMADDI llevando esta iniciativa al Consejo Asesor y a la Asamblea. En abril de 2016 se produce seguramente el momento más triste de toda esta historia ya que, por una mala práctica, perdemos Monte Abantos que era, ciertamente, una actividad muy enriquecedora para nosotros….
En cualquier caso, en septiembre de 2016 inscribimos un equipo en la liga FEMADDI y conseguimos algo de financiación para la sección (tanto para la Escuela Inclusiva como para las actividades de baloncesto del resto de escuelas). Al mes siguiente, toda la sección está ya en la presentación del Club lo que supone la consolidación definitiva del proyecto (que se hará también visible cuando al año siguiente los componentes de la sección imparten, por invitación del Ayuntamiento, el pregón de las Fiestas de Las Rozas).
Sin embargo aquí no acaban las cosas. En febrero de 2018 nos ponemos a planear realizar para la temporada próxima alguna actividad relacionada con el BASKIN. Además, en mayo de 2018 recibimos la propuesta de la Fundación FDI de sacar un equipo en la Primera División de Baloncesto en Silla de Ruedas. Después de varias reuniones y de comprobar la seriedad del proyecto, nos lanzamos a ello, como siempre con el apoyo del Ayuntamiento. Nos convertimos en el primer Club de Baloncesto “ordinario” que cuenta con un equipo en la primera línea del baloncesto en silla de ruedas. Tal es la seriedad del proyecto (mérito, sin lugar a duda, de quienes dirigen y gestionan FDI), que el equipo sube de categoría y en la temporada 2019-2020 estará en la División de Honor. En septiembre de 2018, a la vista de la magnitud que posee ya la sección, decidimos hacer responsable de la misma a la persona que mejor formada está en esta materia dentro del cuerpo técnico y que más tiempo lleva involucrada: Sonia Castellanos.
En diciembre de 2018, después de ocho años, dejamos la dirección del Club pero la sección de discapacidad, obviamente, se mantiene en el Club y es ya una de sus señas de identidad.
No puedo de decir que la creación de la Sección de Discapacidad haya sido una tarea sencilla. No todos los miembros del Club creyeron el proyecto. Tampoco ha sido fácil lograr apoyo económico.
La sección ha podido desarrollarse gracias al trabajo de los/as entrenadores/as implicados, del Ayuntamiento (no solo de quienes han ocupado cargos políticos sino también de los técnicos -no puedo citar a todos), de empresas como ALTITUDE, ALFER GESTION y GLM, de instituciones como el CEDI o la Fundación FDI, de los/as socios/as voluntarios y, como no, de la directiva. Aunque alguno, de manera espuria, ha querido construir su propio relato, se trata de un proyecto del Club, creado y mantenido por el Club. Y ojalá sea un proyecto que perdure.